ELECCIÓN JUDICIAL: LA MENTIRA, EL ROBO Y LA TRAICIÓN DE MORENA
MORENA hizo lo que mejor sabe hacer: simular y defraudar. El apotegma del profeta de Macuspana de “no mentir, no robar y no traicionar” solamente endulza los oídos, pero defrauda en los hechos. MORENA miente al decir que hay auténticas elecciones. MORENA roba la democracia. MORENA traiciona al pueblo.
ARTÍCULOS LA VOZ DE JALISCO
Mónica Calles Miramontes
6/5/2025


MORENA hizo lo que mejor sabe hacer: simular y defraudar. El apotegma del profeta de Macuspana de “no mentir, no robar y no traicionar” solamente endulza los oídos, pero defrauda en los hechos. MORENA miente al decir que hay auténticas elecciones. MORENA roba la democracia. MORENA traiciona al pueblo.
Ejemplo de ello está en la mentira de la elección judicial. No hubo elecciones auténticas, sino una simulación. Y, luego, descaradamente y a la vista de todos, MORENA sostiene que “el pueblo decidió”; aunque en esta ocasión su fraude es de proporciones inmensas. A la vista de todos llevó sus peores prácticas partidarias a una elección de Estado.
Quienes estamos inmersos en la materia electoral hemos seguido de cerca los procedimientos internos de los partidos políticos para elegir candidaturas a los distintos cargos de elección popular. Lamentablemente, estos procedimientos de forma constante están marcados por la opacidad, la violación de principios democráticos y la definición de candidaturas desde las cúpulas.
En el caso de MORENA, sus prácticas todavía han resultado peores; no sólo son antidemocráticas, sino que están marcadas por la simulación y el fraude y, por supuesto, el engaño para quienes contienden de buena fe.
MORENA se aprovecha del trabajo de simpatizantes y de la población que les entrega su credibilidad.
Como ejemplo, en 2021, a los tribunales electorales llegaron miles de demandas para controvertir los procesos internos de selección de candidaturas. Fueron innumerables las impugnaciones y la inmensa mayoría en contra de la simulación de MORENA.
Todos tenían exactamente las mismas características: se emitieron convocatorias, las cuales resultaron muy concurridas por la mentira de MORENA de que ahora todas las personas podrían participar por igual. A los aspirantes se les pedía realizar trabajo en la comunidad en beneficio de MORENA durante meses o semanas, bajo la promesa de que ya eran parte de una encuesta o que pasarían a una “insaculación”.
Al final, mucho ruido y pocas nueces. En cada convocatoria MORENA definía un “aspirante único” y ya no realizaba encuesta ni sorteo; o si, en muy contados casos, las realizaba, eran una auténtica farsa. De esto último puede dar fe Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Adán Augusto y hasta el innombrable presidente de la mesa directiva del Senado.
Esto solo por ejemplificar con los altos mandos del oficialismo, pero en ámbitos de menor jerarquía, el engaño ha sido hacia personas de comunidades indígenas o de cientos de personas que con lealtad han creído en el llamado “movimiento” y buscado ser parte de él.
La misma historia siempre: valerse del trabajo de sus simpatizantes y luego desconocerlos ante los Tribunales.
De esa forma, han legitimado el dedazo y la arbitrariedad en sus procesos internos.
Para procesos electorales de los siguientes años, como 2024, las prácticas no cambiaron, pero ante la incapacidad del Tribunal Electoral de poner un alto, se han ido normalizando.
Ahora, en la elección judicial, MORENA sacó de su casa el fraude y la simulación electoral para imponerlo a todo el país en la mayor tragedia democrática que hayamos imaginado.
La elección judicial es la réplica de todas esas prácticas morenistas y, lamentablemente, la poca capacidad de asombro y la normalización también están siendo una característica que le acompañan.
Hicieron una reforma para destruir la división de poderes y la democracia; con la finalidad de concentrar el poder en uno solo, simulando una elección. Elección que no fue auténtica, no fue libre, no fue para todos y no fue democrática.
La desinformación fue el sello que marcó todo el proceso electoral.
La realidad es que, jamás hubo oportunidad de que las candidaturas llegaran a la población donde serían votadas; pero esto no fue un error de la reforma, sino algo deliberado. Lo que el oficialismo necesitaba para operar.
Lamentablemente, las candidaturas judiciales solamente fueron un instrumento. Fueron engañadas y utilizadas; todas fueron manejadas por MORENA porque ganadores de la elección ya había, solamente necesitaban el teatro de las campañas y del resto de las candidaturas para ello.
No debemos dejarnos engañar más. Las campañas solo eran una simulación. MORENA requería del trabajo de campo y aparición de redes sociales de cientos de personas para dar la apariencia de una contienda electoral.
Con las reglas impuestas la población jamás estuvo en posibilidad de recibir información, ni las candidaturas iban a poder llegar a sus millones de potenciales electores. Con esto se desvaneció la oportunidad de un voto libre.
La verdadera contienda ocurrió en MORENA y en los pactos que algunos candidatos −sin escrúpulos y sin convicciones− lograron con el oficialismo, para que ese partido y el aparato gubernamental movilizaran sus estructuras clientelares en su favor.
Hoy vemos que los resultados electorales son una réplica fiel de los acordeones, con los que se indujo y coaccionó al voto de forma tan escandalosa.
No hubo sorpresas, se dijo desde un inicio. No era una elección del Pueblo. Era una contienda de MORENA, con las prácticas fraudulentas de MORENA, para poner a jueces de MORENA.
Para sorpresa de nadie, pero para desgracia de todos, en esta elección en lo único que no tuvimos incertidumbre fue en los resultados electorales; pues los resultados los conocimos cuando se mostraron los “acordeones” y antes de que se emitieran los votos.
Una elección de Estado, una elección de Morena.
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Mónica Calles Miramontes
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