EL NUEVO PODER JUDICIAL

ARTÍCULOS LA VOZ DE JALISCO

Mónica Calles Miramontes

Se cierra el telón de la transición democrática en México. Treinta años pasaron desde una reforma que sentó las bases para la construcción de un Tribunal Constitucional; cimientos que dieron muestra de autonomía e independencia al frenar graves abusos de poder.

No solo se trata de la destrucción de la carrera de cientos de juzgadores; sino de la aniquilación de miles de proyectos de vida que vieron en la justicia un propósito, una identidad y una misión. Aquellos que, con la destrucción de la carrera judicial, dejarán de aspirar a la noble labor de juzgar.

Lo más grave es que, con ello se arrebata a una nación la independencia judicial, sin la cual, no habrá quien defienda nuestros derechos y libertades. Es trágico.

La embriaguez de poder que hoy tiene el oficialismo no podrá ser contenida desde las instituciones.

¿Debemos “adaptarnos” al circo en que han convertido al Poder Judicial? ¿Debemos resignarnos a la mediocre idea de que “la reforma judicial ya es Constitución y nada podremos hacer”?

Una cosa es entender que existe una realidad, pero otra muy distinta es normalizar la atrocidad de la reforma judicial y los efectos de ella.

Han destruido las bases de nuestra República, aniquilaron la independencia judicial, y no podemos ni debemos resignarnos a ello.

El Poder Judicial no podrá cumplir su función hasta que logremos recuperarlo. Hasta que lo rescatemos de este secuestro, no podremos hablar de un nuevo Poder Judicial.

Porque la realidad es que, la reforma judicial no será un fracaso, ya lo es.

Las personas que tomarán los espacios de jueces, magistrados y ministros serán quienes entregaron sumisión a morena. Demostraron que son capaces de violar la ley y pisotear nuestros derechos, si con eso obtienen un puesto.

¿En verdad esperamos que los nuevos ministros defiendan a la población de los abusos del oficialismo, cuando ellos llegaron al cargo por ser probados peones del oficialismo? ¿Esperamos que los nuevos magistrados electorales cuiden de la democracia y las futuras elecciones en México, cuando llegaron robando una elección?

Sería tanto como confiar en que el lobo cuidará de las ovejas. Que los democraticidas cuidarán de la democracia.

La pregunta no es si cesará la crítica a la reforma o si seguirá habiendo resistencia a ese cambio. Porque sí, la habrá. Hoy más que nunca se requiere de una ciudadanía activa, del reproche social y la exigencia.

Porque un día la esclavitud fue legal y no fue la resignación la que la abolió.

La pregunta es cuánto tardaremos en aceptar el fracaso que ya es la reforma judicial. ¿Cuánto tiempo llevará a la sociedad mexicana dejar la actitud pasiva y exigir un verdadero cambio?

Pero, de una cosa podemos estar seguros, la transformación no será esta que destruye a la democracia y somete a los poderes a la voluntad de un solo hombre. La transformación no será esta que deja al pueblo mexicano sin defensa de sus derechos.

El cambio que esperamos habrá de surgir de la sociedad, de la participación ciudadana; de quienes creemos en un país de derechos y libertades; de quienes sabemos que la justicia debe estar en manos de quienes ven en el Derecho una práctica de la virtud.

Entonces sí, llegará el nuevo Poder Judicial.